Año tras año, las películas con mayor recaudación de la taquilla surcoreana son locales, permitiendo un menor espacio al blockbuster estadounidense
que, a excepción de los largometrajes de superhéroes (subgénero que no
termina de dominar la industria surcoreana), no consigue alcanzar el
primer puesto del ranking. Pocos países pueden hacer gala del éxito de
su cine en su propio mercado.
Pero
es que, además, el cine surcoreano ha conseguido una difusión notable
en el resto de Asia, Oriente Medio, América Latina y Europa.
Pero
el interés de Hollywood no implica reconocimiento y han tenido que
pasar muchos años de éxitos y metas alcanzadas para lograr obtener nada
menos que seis nominaciones a los Oscar y cuatro premios, incluido el de
mejor cinta, la primera de habla no inglesa en la historia en lograrlo.
Ninguna
otra película surcoreana, ni siquiera las que habían triunfado en
festivales europeos, habían conseguido llegar al corazón de la industria
estadounidense.
"Parásitos" salió por la puerta grande de Cannes y, desde entonces, su circulación ha sido imparable.
El
filme ha calado fácilmente en el espectador occidental a través de una
herramienta infalible: el papel activo de la audiencia. Su fulminante
crítica a la sociedad y al capitalismo a través de la sátira prepara el
terreno para un clímax que desata la crueldad del ser humano,
permitiendo que su calado vaya más allá de la propia visualización de la
película.
A
pesar de la precariedad en la que viven sus protagonistas, el
espectador no puede evitar reír a carcajadas ante la picaresca para,
posteriormente, ser azotado por la realidad que le rodea.
Es
ese extremado capitalismo el que domina tanto a la sociedad
estadounidense como a la surcoreana, reforzando aún más sus lazos
gracias a una empatía inevitable pese a las diferencias culturales que
les separan. Por tanto, "Parásitos" no podía haber llegado en mejor
momento.
Si Park Chan-wook ya fue recibido en Corea del Sur como un auténtico héroe nacional tras obtener el premio a mejor película por Oldboy en el Festival de Cannes de 2004, en el que, recordemos, Quentin Tarantino presidía el jurado, ahora es Bong Joon-ho quien suma el que será otro inolvidable hito en la historia del cine surcoreano.
De pronto, el nombre de Bong Joon-ho está en la boca de los amantes del cine gracias al histórico triunfo de Parasite ("Parásitos") en los Oscar 2020: se llevó cuatro galardones, incluyendo el de mejor película. Pese a que el éxito de su última película lo catapultó a la fama internacional, Bong, de 50 años, lleva una trayectoria de más de dos décadas en el arte cinematográfico y no todas escondido en las pantallas del lejano oriente.
Desde
comienzos de los 2000, empezó a proyectarse internacionalmente, ganando
crítica favorable y acumulando premios en festivales fuera de su país,
en los que ahora es frecuentemente un respetado miembro del jurado.
Con "Parasite", son siete los largometrajes que ha dirigido. Este
cineasta -que alterna o combina las tareas de productor, director y
guionista- es conocido por sus temas políticos, humor negro y largas
secuencias que incorporan múltiple actividad en la escena.