Butler se ha especializado en personajes envueltos en situaciones aún más peligrosas: ‘300’, ‘Objetivo: la Casa Blanca’, ‘Londres bajo fuego’ y ‘Dioses de Egipto’ son apenas algunas de las películas en las que tiene que salvar el día y el mundo.
En ‘Geo-tormenta’, que ya se puede ver en los cines, vuelve a interpretar el rol de héroe: Jake Lawson, un científico encargado del sistema satelital que mantiene a raya el calentamiento global hasta que cae en las manos equivocadas.
Con un reparto que incluye a Andy García, Ed Harris y Eugenio Derbez, ‘Geo-tormenta’ trata de dar una mirada a un futuro cercano en el que es posible controlar los fenómenos climáticos con tecnología avanzada, en medio de intrigas políticas.
El cine catástrofe es una fórmula tan vieja como inoxidable en Hollywood. Podrán cambian los motivos, las consecuencias o la tecnología, pero la voluntad de imaginar la destrucción del mundo se mantiene firme. Deudora directa del cine de Roland Emmerich, Geo-Tormenta es una película muy parecida a otras tantas que entretiene con las herramientas más nobles del subgénero.
No es casual la referencia al director de Día de la Independencia y Godzilla. A fin de cuentas, Geo-Tormenta es el debut en la dirección de largometrajes del hasta ahora productor Dean Devlin, quien trabajó en varias películas junto al alemán.
La acción se sitúa en 2019. La escena inicial cuenta que el cambio climático generó una serie de fenómenos naturales cuyo saldo fueron millones de muertos. Ante esta situación, técnicos de un conjunto de naciones, al mando de Jake Lawson (Gerard Butler), armaron un complejo sistema de satélites interconectados para “bombardear” nubes, retrotrayendo la situación a la relativa normalidad previa al caos.
La irreverencia de Jake termina costándole el puesto y alejándolo de la vida espacial hasta que una falla en el sistema obliga a llamarlo nuevamente: es, pues, quien más y mejor conoce esa intrincada red de sistemas, cables y armatostes que deambulan a cientos de kilómetros de la Tierra.
Geo-Tormenta mezcla el thriller espacial (una porción de la historia se desarrolla ahí), el informático (la amenaza de un virus) y el conspirativo (la posible participación del mismísimo presidente) en una historia donde los diálogos impostados, la concepción enciclopédica del heroísmo y la destrucción de las grandes urbes está a la orden del día. Lo meritorio es que Devlin no parece tomarse demasiado en serio todo el asunto, y dedica una última media hora a escenas de acción tan disparatadas como imposibles.
Autoconsciente y ridícula, burda y divertida, Geo-Tormenta entrega casi dos horas de diversión y adrenalina. Una propuesta efímera y refrescante como tormenta de verano.